sábado, 16 de julio de 2011

Lady Gaga, una semana de terror


En esta vida, seas famoso o no, hay días malos y días buenos pero, si los primeros ganan a los segundos y se concentran en toda una semana, entonces podemos decir que la semana ha sido de terror. Y si no que se lo pregunten a la famosísima Lady Gaga.

La reina del pop, o de los escándalos, no ha ganado para disgustos durante estos últimos días. No sabemos si fue pura coincidencia, es que se levantó con el pie izquierdo o es que donde las dan las toman. El caso es que, como no hay dos sin tres, tres podrían considerarse los malos momentos de la cantante del pop en esta semana terrible que está por concluir.

Primer malentendido. Aparecer en silla de ruedas, vestida o no de sirena, no fue muy buena idea. A los discapacitados, quienes debido a sus parálisis no tienen otro remedio que estar anclados a sus sillas para poder tener movilidad, no vieron con muy buenos ojos que Lady Gaga haga de una limitación motivo de espectáculo y excentricidad. ¿El resultado? Una inmensa lluvia de huevos cayeron sobre la reina. Esperamos que fueran sin cáscara que así son más blanditos y duelen menos. Ops!!


Segundo tropiezo
. Parece ser que, aparte de excéntrica y provocadora social, Lady Germanota gusta de saltarse los derechos de autor. Imaginamos que el de los demás y no los suyos. Y en el mundo del espectáculo, todo el mundo lo sabe, si se vive de algo es precisamente de eso, de los derechos de autor. Y así, por mala malísima, o torpe torpísima, su cuenta de YouTube, con millones de fieles seguidores, fue clausurada. Y es que el que avisa no es traidor y Lady Gaga estaba sobradamente advertida.

Tercer resbalón. Este no es buscado ni provocado, ni deseado. La reina del pop más glamurosa ya tiene quien le haga sombra. La sensual y exótica Rihanna ha desbancado a Lady Gaga en las redes sociales. Facebook las prefiere morenas y algo más tranquilitas. No es que esto sea lo peor que le haya podido pasar a Gaga, pero duele. Cuando una está acostumbrada a estar en la cumbre la caída no es agradable. Duele, duele y duele, aunque nos repitamos.

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